Konnichiwa!
Hoy quiero enseñaros mi segundo experimento con resina. Esta vez se trata de encapsular flores.
El procedimiento es el mismo que en el anterior trabajo que hice: hacer mezcla de 1:1 de resina y endurecedor, y luego verterlo en el molde.
Las flores habrán de meterse ANTES de verter la mezcla, y aún así es posible que si tienen mucho volumen, sobresalgan un poco del molde. Se puede ejercer algo de presión, pero costará.
Luego, dejar secar 24h mínimo, y más si vemos que aún sigue blanda la mezcla. Una vez listo, desmoldar y dejar secar al aire uno o dos días más para eliminar burbujas.
Hasta aquí todo sencillo y sin problemas, ¿correcto?
Lo importante viene ahora, y que es lo que me ha hecho intentarlo dos veces. Espero que con esto os ayude a no cometer el mismo error que yo y que os salga perfecto a la primera.
Os dejo aquí el primer y segundo intentos.
PRIMER INTENTO
Aquí lo que hice fue coger unas flores frescas y tal cual como estaban, meterlas en el molde. En este caso, unas flores de kalanchoe y una margarita. Como veis en las fotos, ambas tienen sus colores fuertes y vivos, y mantienen sus formas.
Lo malo empieza a ocurrir ya a los pocos minutos, cuando la resina empieza a 'quemar' el color de las flores y a marchitarlas. Una vez desmoldadas, ya podéis ver cómo han quedado de mustias. Cualquiera diría que tenían el aspecto anterior.
SEGUNDO INTENTO
Así que la segunda vez, decidí secar antes las flores. Aquí probé con rosas, así que dejé unas a secarse en un macetero al sol, y una vez listas, repetí el proceso: meter en el molde, verter la mezcla de resina y dejarlo endurecer.
Como veis, la flor no ha perdido en ningún momento ni la forma ni los colores, sigue igual que antes de meterlo. Incluso pasada una semana, sigue igual.
¡Así que ya sabéis, el truco está en dejar secar las flores antes para que se mantengan lo mejor posible!
Espero que esto os sirviera de ayuda 😉
Comentarios
Publicar un comentario