Hoy, viernes santo, siguiendo con la tradición, hemos ido hasta Santiago de Compostela. Como era de esperar, la ciudad estaba plagada de visitantes, ya fueran peregrinos o no.
Lo primero que fuimos a ver fue la exposición de Camelias, traidas de diversas colecciones privadas provenientes de toda Galicia. Las flores que allí se ven son de las hermosas que se pueden encontrar, habiendo cientos de variedades.
Son muchas fotos, sí, pero es que tan tan... ¡No tengo palabras para describirlas! ¡Si pudiera me las llevaba todas! Tengo que admitir que las flores de color son como un punto débil, jeje.
Luego nos acercamos hasta la catedral, a la cual estaban limpiando y presentaba este aspecto:
El ayuntamiento sabe como hacer para joder las fotografías y el paisaje. Y eso que tuvieron todo el invierno para limpiar la fachada...
Y para rematar, la vuelta a casa. No me gusta mucho conducir de noche, pero cuando eres la más joven y tus padres están cansados, pues no queda otra opción. Pues bueno, resulta que a eso le tengo que añadir la molestia que me producen los faros de los coches en la oscuridad y a una tortuga que, en zona de 80, iba a 50. Y así desde Santa Maria de Montaos hasta Ordes, donde ya me cansé y lo adelanté a la primera de turno (en línea continua. Menos mal que no había policia cerca). Menudo sufrimiento.
Lo primero que fuimos a ver fue la exposición de Camelias, traidas de diversas colecciones privadas provenientes de toda Galicia. Las flores que allí se ven son de las hermosas que se pueden encontrar, habiendo cientos de variedades.
Esta es mi favorita. Se asemeja a una flor de loto.
Son muchas fotos, sí, pero es que tan tan... ¡No tengo palabras para describirlas! ¡Si pudiera me las llevaba todas! Tengo que admitir que las flores de color son como un punto débil, jeje.
Luego nos acercamos hasta la catedral, a la cual estaban limpiando y presentaba este aspecto:
Y para rematar, la vuelta a casa. No me gusta mucho conducir de noche, pero cuando eres la más joven y tus padres están cansados, pues no queda otra opción. Pues bueno, resulta que a eso le tengo que añadir la molestia que me producen los faros de los coches en la oscuridad y a una tortuga que, en zona de 80, iba a 50. Y así desde Santa Maria de Montaos hasta Ordes, donde ya me cansé y lo adelanté a la primera de turno (en línea continua. Menos mal que no había policia cerca). Menudo sufrimiento.
Ciao
Akatsuki
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